En primer lugar, propugno el estudio exhaustivo de posiciones. No me gusta que alguien diga que jugó así “por intuición” o que la jugada obedece “a exigencias naturales de la posición”. Todo eso está muy bien. Entiendo que la intuición juega un papel importante, pero siempre hay que verificar las jugadas sobre el tablero y examinar las circunstancias concretas. He visto no pocas partidas de campeones malograrse por actitudes así de frívolas… En segundo lugar, considero imprescindible un entrenamiento intenso, se llame cómo se llame el ajedrecista: el conocimiento por sí solo no basta. Hay que desarrollarse con la práctica, con el entrenamiento, pero también hay que desarrollar una forma de pensar personal y concreta.
Por último, creo firmemente que cada jugador necesita que se estimulen al máximo sus propias capacidades, al tiempo que se minimicen sus defectos. Unas y otros subsistirán, pero hay que lograr la mejor versión de las primeras y atenuar la influencia de los segundos.
Entrevista con Mark Dvoretsky
Revista Internacional de Ajedrez nº 58 (julio 1992, pp. 24-26).