Homenaje a Julio Bolbochán
A modo de biografía
Nacido en
Buenos Aires el 10 de marzo de 1920, aprendió a jugar al ajedrez a los 5 años,
siendo primero un oyente y luego un participante activo de las reuniones de
ajedrecistas que se celebraban en su casa, donde su hermano mayor, Jacobo (también
un destacado ajedrecista), era el anfitrión.
Al poco tiempo
“Julito” tuvo vuelo propio y en la década del 40 logró el Campeonato argentino
(1946 y 1948). Era el tiempo en el que la corriente interna del ajedrez
argentino, que había madurado en las décadas anteriores, merced a la actividad
de Roberto Grau, Damián Reca y otros se
unió a los maestros europeos que habían venido en 1939 al país a participar de
la Copa de Las Naciones y se quedaron tras el estallido de la II Guerra
Mundial. Fue entonces cuando Argentina ocupó un lugar preponderante en el
concierto ajedrecístico mundial, logrando en la década siguiente tres veces el
subcampeonato mundial (1950 en Dubrovnik, 1952 en Helsinski y 1954 en
Amsterdam). El rol de Bolbochán en esos
equipos fue determinante: no perdió partida alguna en esos tres eventos.
Cincuenta partidas duró el invicto de Bolbochán en la arena olímpica, logrando
en el trayecto la medalla de oro en Dubrovnik y la de plata en Amsterdam
jugando en el segundo tablero, desplegando un juego caracterizado por la
solidez,
Circunscribir
la actuación de Bolbochán al ámbito es incorrecto, dado que también se destacó
como:
1)entrenador-analista
: fue decisiva su participación en la obtención de Oscar Panno del título
Mundial Juvenil en Copenhague en 1953. A partir de allí comenzó su carrera como analista. En 1956, en la Olimpíada de Moscú, ya era
considerado como uno de los mejores analistas del mundo. Como tal acompañó a
los representantes argentinos al Interzonal de Gotemburgo en 1955, a Najdorf en
el Interzonal de Zurich en 1953, a Quinteros, en el Interzonal de Leningrado,
1973, y muchos otros más.
2)Profesor-maestro de diferentes clubes, uno de los cuales fue el Club Atlético
Banfield, en el que estuvo más de 10 años, participando también en sus equipos
representativos.
3)Periodista –divulgador: Desde 1957 fue columnista del Diario La
Nación. Por medio de la columna ajedrecística “Frente al tablero” (que heredó
de Roberto Grau, nada menos) trajo claridad pedagógica a los lectores y
aficionados acerca de nuestro noble juego.
Jubilado tempranamente en 1976 de su trabajo (La Junta Nacional de
Carnes), partió sorpresivamente de Buenos Aires allá por mayo de ese año rumbo
a Caracas, donde se dedicó a promocionar el ajedrez. Curiosa y extraña “movida”
para un veterano ajedrecista de 56 años, pero ese cambio trajo tranquilidad
para él, su esposa y su hija Diana. Fue contratado por la Fundación Venezolana para el Desarrollo del
Ajedrez. Radicado en Caracas (Venezuela) fue distinguido con la Orden Gran
Cordón después de 20 años al servicio público enseñando ajedrez en la
Universidad Simón Bolivar.
Siguió jugando hasta sus últimos años, y representó a Venezuela en las
macabíadas de Tel Aviv, en 1977, 1981, 1985 y 1989.
En los años 1990 tuvo las fuerzas suficientes para seguir compitiendo
aunque de manera aislada, manteniendo su fuerza, como para derrotar en un Torneo
abierto en Estados Unidos a un jugador fuerte como el GM Alex Yermolinsky.
Algunas
anécdotas
“Después de la
experiencia exitosa de Panno en el Mundial de 1953, yo también quería que fuera
el maestro Julio Bolbochán mi entrenador. Por eso un día, algunas semanas antes
del viaje a Suiza me acerqué al diario La Nación para hablar con Julio y
pedirle si quería ser mi entrenador. Verlo y charlar con Bolbochán era una cosa
muy fuerte para un joven como yo con tan pocos pergaminos en el ajedrez
argentino. La cuestión fue que cuando llegué a la redacción y Bolbochán me
reconoció, fue él el que se me acercó y me dijo “Pibe, vení que te tengo que hacer
una nota.” Mi emoción fue tan fuerte que no me atreví a pedirle nada más, así
que viajé sin entrenador.” Carlos
Bielicki (www.canchallena.com)
“Tuve la suerte
de verlo muchas veces en Buenos Aires, de chico lo vi dar simultáneas, jugar, y
más adelante, con 19 años, a raíz de un torneo que había ganado, me pidió que
fuera a verlo al periódico La Nación para publicar una partida mía. Al llegar
puso el tablero y me pidió que le mostrara alguna partida “pero con algunas
variantes”; comprenderán mi inhibición, yo tenía conciencia de la magnitud de
Bolbochán, y me resultaba chocante “enseñarle” variantes, que tal vez le podían
parecer simples a alguien de una fuerza y comprensión tan superior, pero a
pesar del incómodo rol protagonista que me concedió, logró que no me sintiera
ridículo”. Zenón Franco (GM de Paraguay,
actualmente residente en España), quien agregó: “Cuando busqué material para un
libro de 1.001 problemas que escribí, miré muchas partidas de Bolbochán, lo que
más llamó mi atención en su juego no fueron las virtudes que ya le suponía,
como ser muy buen táctico, y muy buen finalista, lo que me asombró era lo
adelantado que estaba con respecto a sus contemporáneos sudamericanos en los
tipos de posiciones que practicaba. Jugaba prácticamente de todo, posiciones
clásicas de peón aislado, peones colgantes, etc., agudas líneas sicilianas,
defensas indias, etc.”
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